No me creas... no te creas... no le creas a nadie.
Somos responsables por todo aquello que nos suceda... mientras tanto vivimos colocando responsabilidades en las otras personas.
Creemos que no hacer nada significa eso... cuando en realidad es una elección que también tiene sus consecuencias al igual que decidir hacer algo... sin embargo repetimos mil veces "yo no elegí esto, yo no quería esto para mi".
El problema radica en que si no podemos tomar conciencia de la responsabilidad que acarreamos al vivir la vida que vivimos, eso significa que nuestra existencia está a merced de cientos de factores externos, y por consiguiente no podríamos hacer mucho para cambiar una situación desfavorable.
Eso es una ilusión. La misma que oculta que talvez nos aterra saber que somos responsables de todo cuanto vivimos. Y léase "TODO". Porque nadie vive nuestra vida, y nuestra vida es aquello que queremos ver. Por consiguiente nuestras acciones en consecuencia están basadas en esa premisa... hacemos lo que hacemos porque decidimos entender las cosas como queremos entenderlas, las vemos como queremos, las escuchamos como queremos, las vivimos como queremos.
Somos los únicos que colocamos peso en la realidad de las cosas. Muchas veces porque consideramos que las personas que nos rodean poseen cualidades cognitivas superdesarroladas que les permiten ver más allá de los confines de la ilusoria mente humana... cuando en realidad la gran mayoría no pasa de un monólogo interno.
Ya lo describen los toltecas, la mente humana se asemeja a un mercado repleto de gente, todos hablando al mismo tiempo de cosas opuestas... y nadie escucha a nadie.
Esa es la clase de mente que dice cosas tales como "... lo que pasa es que vos sos bla bla bla bla..." y nuestra mente... no menos ruidosa que esa, escucha y a veces nos ensalza o nos deprime.
No me creas... no te creas... no le creas a nadie.
Creemos que no hacer nada significa eso... cuando en realidad es una elección que también tiene sus consecuencias al igual que decidir hacer algo... sin embargo repetimos mil veces "yo no elegí esto, yo no quería esto para mi".
El problema radica en que si no podemos tomar conciencia de la responsabilidad que acarreamos al vivir la vida que vivimos, eso significa que nuestra existencia está a merced de cientos de factores externos, y por consiguiente no podríamos hacer mucho para cambiar una situación desfavorable.
Eso es una ilusión. La misma que oculta que talvez nos aterra saber que somos responsables de todo cuanto vivimos. Y léase "TODO". Porque nadie vive nuestra vida, y nuestra vida es aquello que queremos ver. Por consiguiente nuestras acciones en consecuencia están basadas en esa premisa... hacemos lo que hacemos porque decidimos entender las cosas como queremos entenderlas, las vemos como queremos, las escuchamos como queremos, las vivimos como queremos.
Somos los únicos que colocamos peso en la realidad de las cosas. Muchas veces porque consideramos que las personas que nos rodean poseen cualidades cognitivas superdesarroladas que les permiten ver más allá de los confines de la ilusoria mente humana... cuando en realidad la gran mayoría no pasa de un monólogo interno.
Ya lo describen los toltecas, la mente humana se asemeja a un mercado repleto de gente, todos hablando al mismo tiempo de cosas opuestas... y nadie escucha a nadie.
Esa es la clase de mente que dice cosas tales como "... lo que pasa es que vos sos bla bla bla bla..." y nuestra mente... no menos ruidosa que esa, escucha y a veces nos ensalza o nos deprime.
No me creas... no te creas... no le creas a nadie.
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