Puras mentiras...

Solo vemos aquello que nos enseñaron a ver. Sólo entendemos aquello que conocemos... entonces sólo podemos ver el reflejo de aquello que somos. Inventamos una historia y la creemos, la fundamentamos y la sostenemos. Creamos quienes somos.

Si nos creamos, entonces también creamos al resto... porque independientemente de quienes sean, sólo podemos saber de ellos lo que podemos interpretar en base a lo que conocemos. Todo y todos entonces no somos más que una historia diferente en la mente de cada uno de nosotros.

Vivimos lo que nos dijeron que somos. Porque creemos en lo que nos dicen como si fuera una realidad objetiva, independiente de quien la mire. Ilusiones...

La objetividad no existe. Al no existir, lo que nos digan no es más que una mentira. Una base limitante de la hisotria de quien lo dice, herramienta que le sirve para definirnos. Y si les creemos, nos autodefinimos también. Colocando límites.

Soy esto... soy aquello... soy lindo, feo, bueno, malo, estúpido, inteligente, incapaz, sobresaliente, etc... todos creen saber qué somos, pero cada uno no puede ver más allá de su propio reflejo.

Somos mil veces y mil veces más de lo que creemos que somos, de lo que creen que somos y de lo que tenemos el coraje de ser. Y sin embargo ya fuimos así. Cuando apenas éramos unas criaturitas.

El resto?... el resto de la vida no es más que un camino en busca del valor para buscar entre las miles de mentiras que nos dice nuestra cabeza que somos, y encontrarnos a nosotros mismos.