Tu peor enemigo
Talvez nunca lo dije, talvez lo estoy repitiendo, pero bueno... ahí va.
En la vida nos encontramos solos o acompañados... cuando estamos solos nos enfrentamos a nuestros enemigos solos... y cuando estamos acompañados los damos a conocer en un afán de que nos ayunden a enfrentarlos.
Piensen entonces en los enemigos de los que hablo como algún tipo de enfermedad que se da a conocer cuando emerge a la superficie cual pústula que se forma en la piel.
Cualquier síntoma de una enfermedad es reconocido cuando emerge a la superficie, cuando se muestra, de esa forma podemos reconocerla y combatirla. Sin embargo nos es muy fácil hacerlo cuando se trata del plano físico, siendo en otros planos muy difícil de detectar o incluso de contrarrestar.
Tu peor enemigo está en tu mente. Contraemos a lo largo de nuestra vida innumerables "enfermedades" mentales así como contraemos resfriados o gripe. Algunas de ellas se van, otras vuelven, otras se quedan toda la vida una vez contraídas.
El tema radica en que rara vez somos concientes de que existen salvo que aceptemos que existen como tales y vayamos a un "doctor de la mente" (comunmente psiquiatras o psicólogos).
Llegado a este punto entonces tenemos que plantear paralelismos... si el plano físico tiene enfermedades también tiene un sistema de defensa. El sistema de defensa del plano físico contempla diferentes tipos de barreras desde las barreras energéticas hasta los globulos blancos. La salud mental depende de la salud física y puede verse afectada por ésta, pero en el caso de un estado de salud física, la mente puede seguir aquejada por sus propios invasores.
La barrera mental es la credibilidad supeditada al miedo, al creer algo creamos algo.
Creer que algo existe es un acto de creación en nuestra realidad. Creer en una amenaza inmediatamente CREA esa amenaza y comienza a "inventarla" cargandola de características.
Esto sucede porque no podemos defendernos de algo que no conocemos, por consiguiente intentamos describir aquello en nuestra mente lo mejor posible para encontrarle el punto debil por el cual podemos derrotarlo.
El problema es que una vez que creemos en algo es difícil dejar de creer en eso o negar su existencia. Otro problema es no poder describir eso en lo que creemos lo cual normalmente conlleva a cargar ese mismo virus con inumerables miedos.
Creemos, creamos, tememos = Actuamos en consecuencia.
La acción son los síntomas de la enfermedad. Las enfermedades contagiosas se transforman en epidemias cuando pasan de una persona a otra... y cuando lo hacen es porque no se encuentra la cura.
Cuando actuamos empujados por una enfermedad mental, actuamos en consecuencia empujados por el miedo que ésta provoca cuando se manifiesta. En ese preciso momento es la enfermedad la que se está mostrando como tal, es el momento en el que podemos detectarla e intentar atacarla para eliminarla de nuestro sistema.
Los celos son un síntoma, la enfermedad se encuentra oculta detrás del miedo a la pérdida, al abandono, a la soledad, y tienen que ver con la imagen personal.
No existe miedo a que la otra persona nos engañe, el miedo es a quedarnos solos, a volver a empezar, a aceptar que no fuimos suficientes.
El problema radica en que rara vez detectamos los síntomas como tales, no podemos conectarlo con una enfermedad y en consecuencia no podemos ni siquiera poner una curita en la herida que está sangrando en ese momento. Duele, pegamos el grito y en consecuencia obtenemos en el mejor de los casos un poco de indiferencia y "esperemos que se te pase pronto", pero salvo que la otra persona sea un profesional, no estamos preparados para reconocer los síntomas de las enfermedades mentales.
Existen desde resfriados simples hasta cánceres mentales.
Lo que no existe es siquiera un conocimiento básico de como reconocerlos y tratarlos.
No hay recetas de la abuela al respecto, y estamos condenados a contagiar al mundo con ellas o contraerlas de alguna manera y vagar por el mundo buscando alguna persona que pueda ayudarnos a combatirlas, a restablecer y fortalecer nuestra imagen personal y talvez poder vivir algún tiempo en ese estado de gracia donde pareciera que nada nos puede tocar... creo que le llaman "felicidad".
En la vida nos encontramos solos o acompañados... cuando estamos solos nos enfrentamos a nuestros enemigos solos... y cuando estamos acompañados los damos a conocer en un afán de que nos ayunden a enfrentarlos.
Piensen entonces en los enemigos de los que hablo como algún tipo de enfermedad que se da a conocer cuando emerge a la superficie cual pústula que se forma en la piel.
Cualquier síntoma de una enfermedad es reconocido cuando emerge a la superficie, cuando se muestra, de esa forma podemos reconocerla y combatirla. Sin embargo nos es muy fácil hacerlo cuando se trata del plano físico, siendo en otros planos muy difícil de detectar o incluso de contrarrestar.
Tu peor enemigo está en tu mente. Contraemos a lo largo de nuestra vida innumerables "enfermedades" mentales así como contraemos resfriados o gripe. Algunas de ellas se van, otras vuelven, otras se quedan toda la vida una vez contraídas.
El tema radica en que rara vez somos concientes de que existen salvo que aceptemos que existen como tales y vayamos a un "doctor de la mente" (comunmente psiquiatras o psicólogos).
Llegado a este punto entonces tenemos que plantear paralelismos... si el plano físico tiene enfermedades también tiene un sistema de defensa. El sistema de defensa del plano físico contempla diferentes tipos de barreras desde las barreras energéticas hasta los globulos blancos. La salud mental depende de la salud física y puede verse afectada por ésta, pero en el caso de un estado de salud física, la mente puede seguir aquejada por sus propios invasores.
La barrera mental es la credibilidad supeditada al miedo, al creer algo creamos algo.
Creer que algo existe es un acto de creación en nuestra realidad. Creer en una amenaza inmediatamente CREA esa amenaza y comienza a "inventarla" cargandola de características.
Esto sucede porque no podemos defendernos de algo que no conocemos, por consiguiente intentamos describir aquello en nuestra mente lo mejor posible para encontrarle el punto debil por el cual podemos derrotarlo.
El problema es que una vez que creemos en algo es difícil dejar de creer en eso o negar su existencia. Otro problema es no poder describir eso en lo que creemos lo cual normalmente conlleva a cargar ese mismo virus con inumerables miedos.
Creemos, creamos, tememos = Actuamos en consecuencia.
La acción son los síntomas de la enfermedad. Las enfermedades contagiosas se transforman en epidemias cuando pasan de una persona a otra... y cuando lo hacen es porque no se encuentra la cura.
Cuando actuamos empujados por una enfermedad mental, actuamos en consecuencia empujados por el miedo que ésta provoca cuando se manifiesta. En ese preciso momento es la enfermedad la que se está mostrando como tal, es el momento en el que podemos detectarla e intentar atacarla para eliminarla de nuestro sistema.
Los celos son un síntoma, la enfermedad se encuentra oculta detrás del miedo a la pérdida, al abandono, a la soledad, y tienen que ver con la imagen personal.
No existe miedo a que la otra persona nos engañe, el miedo es a quedarnos solos, a volver a empezar, a aceptar que no fuimos suficientes.
El problema radica en que rara vez detectamos los síntomas como tales, no podemos conectarlo con una enfermedad y en consecuencia no podemos ni siquiera poner una curita en la herida que está sangrando en ese momento. Duele, pegamos el grito y en consecuencia obtenemos en el mejor de los casos un poco de indiferencia y "esperemos que se te pase pronto", pero salvo que la otra persona sea un profesional, no estamos preparados para reconocer los síntomas de las enfermedades mentales.
Existen desde resfriados simples hasta cánceres mentales.
Lo que no existe es siquiera un conocimiento básico de como reconocerlos y tratarlos.
No hay recetas de la abuela al respecto, y estamos condenados a contagiar al mundo con ellas o contraerlas de alguna manera y vagar por el mundo buscando alguna persona que pueda ayudarnos a combatirlas, a restablecer y fortalecer nuestra imagen personal y talvez poder vivir algún tiempo en ese estado de gracia donde pareciera que nada nos puede tocar... creo que le llaman "felicidad".
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